El aire arde,
en su cuarto silente.
—Roma duerme.

En su mente agitada, corro buscando,
en las sombras de su inquietud, trazo la forma.

Pies sobre piedra,
con la luna que hiende.
Eco en la calle.

En su mente alterada, cazo buscando,
en las sombras de su ansiedad, rigen los astros.

Cambio la forma,
con cincel sobre piedra,
tomo el don de la tierra,
y lo transformo oculto.

La penumbra cruel,
en su pecho asciende.
Ruge la noche.

En su mente encendida, la rabia arde,
en las sombras de su ira, la carne despierta.

Mancho el mármol,
con heridas sin sangre,
robo el don de su aliento,
y lo entierro oculto.

En su mente desbordada, rasgo buscando,
en las sombras de su furia, la roca grita.

Al amanecer,
mármol frío y tenso,
gime silente.